Dos propulsores laterales, que a modo de cohetes, empujarían la motocicleta cuando la dinámica y la física se empeñan en que esa curva nos la hacemos recta, sí o sí.

Hasta el momento nadie había considerado una alternativa tan descabellada para evitar las salidas de la vía por exceso de velocidad o cuando nos topamos con gravilla, aceite, agua o cualquier otro elemento que haga perder adherencia en la rueda delantera.

Por muy experimentado que sea el piloto, tarde o temprano acaba sufriendo algún susto debido a que no calculó correctamente la velocidad, el momento de entrar en la curva o el ángulo de inclinación inicial, pero también porque encuentre algún elemento extraño en plena trazada de la curva.

El sistema de Bosch incorpora un sensor electrónico que anticipa la inminente derrape de la rueda delantera con la consiguiente pérdida de estabilidad. En estos casos no nos servirá de mucho los sistemas como el ABS, pero si una fuerza “divina” que actúe desde el ángulo adecuado para devolver la rueda delantera a la trayectoria adecuada volviendo a coger agarre.

Un sistema en si se parece mucho más a los airbags de los coches de lo que podría pensarse, por lo que su coste sería reducido y fácil de reponer en caso de dispararse.

De momento en fase de prototipo es demasiado pronto para anticipar sus efectos positivos en una posterior fase de comercialización. Las circunstancias que incurren en las caídas son tan diversas que esa mano divina que empuja la moto hacia el interior de la curva podría llegar a causar más problemas que beneficios. Lo que es seguro, es que seguiremos oyendo hablar de este dispositivo en un futuro.

Fuente: Bosch