El equipo de 40 jóvenes ingenieros universitarios más 25 colaboradores, han necesitado tres años de duro trabajo para finalizar su prototipo. Una moto que les ha costado 91.000 euros y que medirá sus prestaciones en el circuito de MotorLand Aragón.
Los jóvenes han aprendido a dar lo mejor de uno mismo para lograr que los sueños salgan adelante. Solo así han logrado lo que parecía imposible, una moto de 114 kilogramos de peso, de los que 35 kg se corresponden con el chasis. La trasmisión semiautomática de dos velocidades sin embrague, es también extremadamente ligera.
El pack de baterías de 4,3 kWh es suficiente para los requerimientos de la prueba competitiva. En el que se ha dado prioridad a la potencia por encima de la autonomía.
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