La primera señal de este tipo está compuesta por un pequeño ordenador, una batería y una antena que se comunica con cualquier vehículo dentro del radio de alcance. La señal inteligente le comunica a cada vehículo su ubicación y la información de tráfico que trasmite (límite de velocidad, vía preferente, STOP, ceda el paso, etc).
El sistema destaca por su bajo coste, fácil instalación y escalabilidad. Las modificaciones se pueden realizar sobre señales ya instaladas, y permite adaptar en tiempo real las señales según las condiciones meteorológicas o las de tráfico.
Un ejemplo práctico sería la reciente reducción de velocidad máxima de 100 km/h a 90 km/h en carreteras convencionales, algo que con este tipo de señales solo supone una actualización de software. Las señales podrían actualizarse remotamente mediante tecnología 5G, lo que aceleraría muchísimo cualquier necesidad de cambio a gran escala, abaratando el coste general.
Las señales inteligentes envían información de manera bidireccional, desde las señales al conductor y a la inversa. La propia señal actúa a su vez como agente de tráfico que vigila el cumplimiento de la norma, lo que es especialmente importante en puntos negros o zonas de baja visibilidad.
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