Mientras Harley-Davidson busca alternativas que no lastren su cuenta de resultados como consecuencia de la guerra comercial iniciada por Donald Trump, el presidente insiste en que la producción se debe mantener en tierra nacional, y que no se "excuse" en los aranceles para trasladarse fuera de EE UU.
La furia desata por Trump contra China, la Unión Europea o Canadá, se vuelve ahora contra el icónico fabricante de motocicletas de Milwaukee tras su decisión de trasladar parte de la producción. El primer mensaje lo emitió como es habitual en su propia cuenta de Twitter, contradiciendo el que un día antes lanzara Harley-Davidson que indicaba que levantaba “la bandera blanca” porque consideraban que “usan el arancel como una excusa”.
Harley se defiende diciendo que la decisión de deslocalizar la producción no es nueva y estaba planteada estratégicamente por la dirección de la empresa desde antes de los aranceles de Trump. Un presidente que se atreve a decir de Harley-Davidson que sus empleados y clientes están “muy enfadados” en los EE UU y que la compañía se “rinde” y “abandona”.
Lo cierto es que Harley-Davidson opera tres fábricas nacionales situadas en York (Pensilvania), Kansas City (Missouri) y Menomonee Falls (Wisconsin), mientras que las operaciones fuera del país se centran en Australia, Brasil, India y Tailandia.
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