El informe no habla sobre el coste para el usuario en términos de coste y mantenimiento, sino el coste para la sociedad que el informe menciona como “costes reales” o “costes externalizados”. El estudio realizado por CE Delft señala a las motos como las de mayor coste por kilómetro en términos de accidentalidad, atascos, contaminación del aire, cambio climático, ruido, daños al medio ambiente, y ciclo del petróleo (del pozo al depósito). En este caso las variables accidentes y ruido son utilizadas para que las motos destaquen sobre el resto de medios de transporte terrestre por carretera.

Así el informe denuncia un coste por kilómetro tres veces superior al de los coches, por la alta accidentalidad y la mayor gravedad de las lesiones (muertos y heridos graves con elevado coste para los sistemas de salud).

Sin embargo, el estudio no entra a medir la culpabilidad de los accidentes, pues se ha demostrado que en la mayor parte de accidentes la culpa no es del motorista (estudios de MAIDS, ROSPA, HURT). En este sentido los costes sanitarios no deberían descargarse íntegramente sobre el motorista sino sobre los demás usuarios de la vía, y especialmente sobre los automovilistas, camioneros, conductores de taxis y de autobús.

El estudio tampoco entra a contabilizar el coste de los miles de ciclistas y peatones que sufren accidentes de tráfico y que suponen un coste para los sistemas de salud considerablemente superior en caso de accidente con automóvil o vehículo pesado. Especialmente en países donde se hace un uso masivo de la bicicleta como Holanda, y la mayor parte de los accidentes son debidos a los automovilistas.

Otro elemento que se olvida es que los accidentes entre grandes vehículos, ya sean estos camiones, autobuses o automóviles, suelen suponer cortes y retenciones de las vías, que en ocasiones duran horas. Esto es un coste para todo el país muy superior al de un accidente de moto.

El ruido es el otro gran elemento que utiliza para elevar el coste de las motocicletas hasta ser 8,47 veces más alto que los automóviles. Lo que no indica el estudio es que las inmensa mayoría de las motos cumplen con la normativa impuesta para la homologación para poder comercializarse a nivel Europeo, y que si se quiere reducir el nivel de ruido solo hay que retocar la normativa.

El propio estudio obvia qe los métodos de medición del ruido difieren según países e informes previos presentados ante la Comisión Europea, por lo que no queda claro el peso de dicho factor respecto a los restantes elementos. Hablamos de la facilidad de aparcamiento de las motocicletas, el menor uso de superficie en carretera, su menor incidencia en el asfalto o el menor tiempo por trayecto, que parecen no ser adecuadamente valorados en términos económicos.

Conclusiones:

Las cifras sobre los costos de los accidentes pueden ser correctas o no, es algo que no podemos verificar y no las cuestionaremos como tales. Sin embargo, el hecho de que los costos se asignen a las víctimas en lugar de a los perpetradores es extraño y erróneo en nuestra opinión, el hecho de que los motociclistas "elijan" esta forma de transporte no importa. Los ciclistas y peatones también optan por ir en bicicleta o caminar, pero no se les asigna ningún costo. Esto es una inconsistencia que no podemos aceptar. Las cifras sobre el ruido han sido inventadas por el autor del informe. Se refiere a otros informes, que fueron escritos por él mismo y otros de su propia organización y, al final, la fuente de las cifras es "nuestra propia suposición experta". Se supone que las instituciones europeas basan su política en estos informes.