Ahora llega un comunicado de prensa en el que la organización de carrera dice que necesita “recopilar datos y análisis para revisar más a fondo el impacto en el evento general en ausencia de este programa.”

El problema es que en los casi 20 km del circuito de ascenso a la colina Pikes Peak existen 156 curvas y la mayoría de ellas no cuentan con las protecciones necesarias para una competición de este tipo.

Muchos han sido los detractores del Pikes Peak, pero también ha habido grandes defensores, incluida la propia madre de Carlin Dunne, que se ha mostrado a favor de que la competición continúe contando con los motoristas.

Pero la Directora Ejecutiva de la carrera, Megan Leatham, es la que ha impuesto la idea de que las motos no pueden seguir participando en la carrera.

El Pikes Peak ha ido evolucionando en los últimos años, y ha pasado de un trazado mixto con tramos de tierra y otros de asfalto, para sara a uno exclusivamente de carretera. Sin embargo la seguridad de los pilotos ha seguido en el aire, demostrando que el Pikes Peak no perdona errores. El buen asfalto ha atraído motos más potentes y una mayor velocidad que incrementa el riesgo de muerte en un accidente.

Las motos han tenido una presencia intermitente en la competición, en su primera carrera en 1919 sí que participaron, pero después lo han abandonado en diversas ocasiones. De las 97 carreras disputadas desde entonces solo han participado en 41. Aunque todas las carreras de los últimos 29 años han tenido presencia de los pilotos sobre dos ruedas.

Tom Obsborne, presidente de la empresa organizadora, nos recuerda que: "Las motos han sido parte del Pikes Peak en los últimos 29 años y su historia se remonta a la subida inaugural en 1916. De hecho, la competición en moto no ha sido un evento anual. Han corrido 41 de los 97 años en los que se ha celebrado Pikes Peak. Es el momento de hacer un profundo análisis de la carrera, incluida la categoría de motos, y decidir si el evento debe cambiar o no".

Fuente: ppich, solomoto