En la práctica se trata de un cable de detección de daños que sigue toda la línea punteada del plano, y que es capaz de informar en caso de que el chasis no cumpla los mínimos requisitos de seguridad.

En la Fig. 14 se puede apreciar un sub-bastidor de fibra de carbono que igualmente muestra la situación del cable detector de daños mediante una línea punteada. El bastidor auxiliar de fibra de carbono va atornillado al bastidor principal de fibra de carbono, por lo que el riesgo de dañarse en caso de accidente es mayor.

Parece que la intención de Yamaha es incluir ambos chasis en un modelo de producción. La fibra de carbono es sumamente resistente y flexible, pero le falta la plasticidad del metal en caso de superarse su límite de resistencia. Por ello,  los chasis de fibra de carbono pueden dañarse en caso de caída y comprometer su seguridad sin detectarse visualmente. Con el sistema de autodiagnóstico mediante una Unidad de Control de Detección de Daños (DDCU), se puede detectar su estado antes de circular.

En el documento se aclara que puede instalarse un sistema eléctrico o de fibra óptica, que igualmente servirá para detectar las pequeñas grietas que surjan en el chasis.

Pero la idea más original es la que lleva a un cambio de color del chasis en caso de que se active el relé del cable óptico. Yamaha comenta en la patente, que en dicho caso se vuelve de color la zona del chasis dañada, por lo que es más fácil detectar las “lesiones del chasis”, como si estuvieramos ante la lesión de un tejido vivo.

La última propuesta menciona una pintura que es capaz de emitir luz (fosforescente) en caso de daño del chasis. Todo el chasis estaría recubierto por dicha pintura que en capa externa sería de color mate. Cuando se produce una fractura deja escapar la luz fluorescente observándose la "lesión" a golpe de vista.

Fuente: morebikes