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Africa X: 15.000 km en moto eléctrica por un proyecto solidario
22 de Diciembre de 2019
Dos aventureros han realizado una amplia ruta por 20 países africanos, recorriendo más de 15.000 kilómetros en sendas motos eléctricas de Zero. El denominado proyecto Africa X comenzó en junio de 2019 en Marruecos y finaliza ahora en Ciudad del Cabo.
La motocicleta elegida para esta aventura ha sido las Zero DSR Black Forest. Un modelo equipado para la aventura que parte de la base de la Zero DSR y que solo se comercializa por el momento en el continente europeo a un precio que supera los 22.000 euros.
Una ruta protagonizada por Thomas Jakel de 33 años y la joven Dulcie Mativo de 24 años, que han ido realizando una serie de entrevista y conferencias por el cambio, inspirando a la juventud de las localidades por las que transitaban. Uno alemán, la otra keniata, ambos moteros y emprendedores del proyecto África X, con el que han impartido un gran número de charlas, talleres y conferencias a escolares, universitarios y centros comunitarios.
Thomas, promotor de las historias de Changemakers, lo explica así: "Queremos inspirar a la mayor cantidad de personas posible para que se conviertan en creadores del cambio ayudando a desarrollar soluciones para los próximos desafíos, ya sea en África, Europa o en cualquier otro lugar".
De la experiencia saldrá un libro práctico con lo aprendido de los 100 Changemakers entrevistados, historias de éxito de creadores del cambio, término anglosajón que designa a personas con iniciativa propia que llevaron sus proyectos a buen término. Todos los documentos, libros y vídeos que se produzcan sobre tan interesnante experiencia serán accesibles gratuitamente para todo el mundo.
Su aventura se publicará en vídeo con formato documental a partir de 2020, aunque todos lo hemos podido seguir también a través de las redes sociales.
Desiertos, ríos, selva, las motos eléctricas han superado el desafío en uno de los lugares más inhóspitos y difíciles para encontrar un enchufe eléctrico. Las baterías han sido recargadas durante las paradas nocturnas con el fin de no ralentizar la marcha durante el día. Normalmente han ido aprovechando los enchufes de los propios hoteles en los que pernoctaban.
De su aventura en moto eléctrica solo cabe citar un `pero´. Todo funcionaba correctamente en sus cabalgaduras eléctricas hasta que en Camerún tuvieron una avería que no pudo ser reparada sobre el terreno, por lo que tuvieron que vender parte de su equipo y finalizar la ruta sobre la única unidad que quedaba operativa.
