Los presupuestos dedicados al mantenimiento de la red viaria “disminuyen de forma constante a medida que crece la infraestructura”. Como consecuencia, las intersecciones y enlaces clave van acusando el paso del tiempo. Un deterioro que de no subsanarse acabará afectando a la funcionalidad de la red antes de 2030.
El Tribunal recomienda a la Comisión Europea, que se conceda “prioridad a la inversión en la red básica de carreteras, mejorar los mecanismos de seguimiento y reforzar su enfoque para garantizar que los Estados miembros lleven a cabo un mantenimiento adecuado de la red”.
La red básica de carreteras avanza con lentitud en Europa central y del este, en donde solo se han creado 400 kilómetros entre 2014 y 2020. Lo cual contrasta con los 3.100 km construidos entre 2007 y 2017. Muchos de los retrasos se deben a los tramos transfronterizos y la falta de un enfoque común en las zonas de estacionamiento, así como el debate sobre la infraestructura de combustibles alternativos.