A los delincuentes se les acusa ahora de un delito de pertenencia a grupo criminal, robo con fuerza, falsificación documental, receptación y contra la salud pública. Las motos sustraídas eran desguazadas o vendidas directamente.

La operación de los Mosso, que todavía continúa abierta, comenzó cuando se observó un incremento inusual de los robos de motos. Unos actos delictivos que mantenían un perfil claro de premeditados, pues se producían siempre en la misma franja horaria y en una zona muy concreta de Barcelona.

Las motos robadas eran siempre de una marca y modelo determinados, y se cebaban especialmente entre aquellas que no disponían de sistemas de protección adicionales como cadenas o alarmas antirrobo.

Las motos eran forzadas y movidas unos cientos de metros a calles contiguas, en donde esperaban varios días con el fin de comprobar si contaban con sistemas de localización GPS. Si el propietario no aparecía, entonces procedía a llevarlas al taller de desguace o eran vendidas directamente sin llevarlas a ninguna ubicación en particular, para no alertar sobre su localización.

Una localización que la policía finalmente situó en Santa Agnès de Malayanes (Vallès Oriental), lugar donde se llevaban las motos para el desguace. Junto con los elementos propios de esta actividad se encontraron cultivos de marihuana.

Los detenidos pasarán en las próximas horas a disposición judicial Juzgado de Instrucción número 7 de Rubí.