Las cada vez más exigentes normas anticontaminación y las restrictivas normas de acceso al centro de las ciudades, puede devolver el interés por el desarrollo de modelos híbridos. Si recientemente mostramos la más que interesante propuesta de Kawasaki, ahora traemos las últimas patentes de Yamaha.

Los gastos en I+D vuelven a dispararse, lo que se traduce en una gran abundancia de patentes en los últimos tiempos. La primera vez que vimos un prototipo con motor híbrido data del Salón del Automóvil de Tokio de 2005, con la cruiser Gen-Ryu. El motor de la R6 asistido por una mecánica eléctrica acoplada según el estilo de hibridación del Toyota Prius, parecía más cerca de la producción de lo que finalmente ha estado.

La Gen-Ryu derivó en un prototipo HV-X que pasó sin pena ni gloria en 2009, la crisis financiera la dejó olvidada en un cajón. Lo que no le resta importancia a una propuesta más realista, con un motor monocilíndrico de 250 cc y un motor eléctrico de 15 kW (20 CV) acoplado mediante un engranaje planetario. Todo ello unido al chasis convencional de una TMAX, con la batería alojada entre las piernas y el depósito de combustible bajo el asiento.

En la última patente se observa una evolución de esta última idea, con un chasis que recurre a la caja de cambios CVT con motor eléctrico incorporado, como elemento estructural.

En este caso, el motor térmico no puede mover la moto, en su lugar está acoplado a un generador eléctrico que produce la electricidad para cargar la batería y/o para accionar el motor eléctrico acoplado al cambio de una sola marcha.

En la última patente de Yamaha la batería pasa a estar bajo el asiento, una nueva distribución para una moto que sigue manteniendo la estética de una scooter vanguardista.

Fuente: Cycle World