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22 de Agosto de 2017
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Bolardo, la última empalizada contra el terror islámico

Bolardo es un término que proviene del inglés (Bollard), que probablemente signifique bole `tronco de árbol´, tiene un origen marinero pues era el extremo donde se atan los cabos.  

El `bolardo´ pasó de los puertos a convertirse en un elemento que impedía el paso de carruajes en el siglo XVII. Equivalente a nuestra palabra española `poste´, ahora ha mutado en objetivo que no en función para la lucha contra el terrorismo islámico.

De este modo un término marinero ha pasado a convertirse en la principal defensa contra los atropellos masivos de peatones para promover el terror en las naciones occidentales. Que algo común como una furgoneta se convierta en un arma de matar en serie en sitios tan poco asociados a la muerte como las calles de los principales centros turísticos, es lo que convierte el acto de atropellar en terror.

El bolardo, con su estoica presencia, se ha convertido en nuestro principal protector en los centros urbanos. Garante de la seguridad del peatón, y elemento esencial de la seguridad vial, no ha perdido su función original de impedir el  paso de los vehículos.

Aunque dentro de su función los bolardos cumplen con objetivos muy variados hoy en día. Se incluyen en las entradas de los locales comerciales (concesionarios, joyerías…) para evitar los robos mediante empotramiento de vehículos contra los escaparates; en las esquinas de los edificios para evitar que los camiones pasen demasiado cerca, o simplemente como último recurso para impedir que los automóviles aparquen sobre las aceras.

Su omnipresencia en nuestras calles ha llevado a que los diseños evolucionen, y se conviertan en elementos de fundición de hierro donde la estética es parte integrante del entorno arquitectónico en el que se incluyen.

Las últimas tecnologías los han hecho evolucionar y en muchas calles se han convertido en retráctiles, para permitir el paso de forma selectiva en determinadas horas del día o a determinados vehículos. También los hay iluminados que permiten distinguir claramente el borde de la acera en condiciones de baja luminosidad.

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