Solo en Barcelona, la desaparición de las motos de sus calles supondría un inmediato incremento de las emisiones contaminantes del 182% para las de NO2, del 145% para las de partículas PM10 y del 162% para las de CO2. Así lo ha confirmado el secretario general de ANESDOR, José María Riaño, durante la presentación del Balance 2017.

2017 no ha sido un buen año para las ventas de motos nuevas. El mercado de segunda mano ha ido sensiblemente mejor, con un crecimiento del 4,3% en 2017, hasta los 316.793 vehículos. Esto supone que por cada moto nueva se venden 2,3 de ocasión. Antes de la crisis la media era de 0,8 por cada moto nueva.

Un signo más de que las políticas impositivas no favorecen la adquisición de nuevos vehículos, a pesar de la gran repercusión sobre emisiones y seguridad vial, que aportaría las nuevas tecnologías con los que cuentan las motos actuales. Una moto de 15,6 años contamina un 90% más que una moto moderna.

La moto representa el 12% del parque móvil de Madrid y el 25,7% de la comunidad catalana. Su penetración podría ser aún mayor si se adoptaran medidas impositivas en la dirección correcta.

Las motos son clave para la movilidad sostenible, por ello desde Anesdor se pide una reducción o exención del IVA para las motos eléctricas y que se incluyan en los planes de incentivos para rejuvenecer el parque.

En ese sentido, las motos solo se han incluido en los planes de ayuda a la compra de motos eléctricas, pero con un precio límite por debajo de los 8.000 euros, dejando fuera a los ciclomotores eléctricos que representan el 75% de este segmento de mercado.

Aunque lo que realmente hace falta son medidas estructurales que consoliden la demanda: una reforma fiscal de calado, incluyendo el impuesto de circulación y de las tasas de matriculación.

A pesar de no existir una política clara de incentivos, se espera que el sector de las motos crezca en 2018 un 6,8%, y el de los ciclomotores en un 5,4%.

Fuente: ANESDOR