La idea pasa por que lo semáforos sean capaces de tomar sus propias decisiones en tiempo real. Decisiones que tienen en cuenta datos de los vehículos como velocidad, densidad de tráfico, dirección o número de peatones.

Los australianos quieren hallar la solución a los atascos antes de que los vehículos autónomos se conviertan en una realidad. Para ello se elaborarán algoritmos matemáticos para determinar la duración de la alternancia de las luces y del paso de peatones.

La segunda fase tratará de enviar toda esta información a través de Internet para que pueda ser utilizada por los vehículos autónomos.

En España ya existen iniciativas similares de implantación de semáforos inteligentes capaces de reducir el tiempo de espera de los peatones mediante el uso de algoritmos en base a información recogida sobre la calzada.

En países como Holanda cuentan con 1.268 cruces regulados por semáforos inteligentes en 2018. Una fracción importante de los 5.500 cruces existentes en el país.

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