Esto nos sitúa por detrás de países como Alemania, Francia, Reino Unido o Austria. El Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras (PIC) tratará de paliar en parte esta diferencia. Son 5.000 millones de euros aprobados por el Gobierno para la construcción de nuevas carreteras o la ampliación de otras antiguas.

No es un presupuesto especialmente abultado y queda por ver el papel que tendrá en la inversión en mantenimiento y mejora de la red ya existente. Según Fomento solo 26.329 km de los 166.002 km con los que cuenta la red viaria nacional son competencia del Estado, el resto está bajo diferentes competencias regionales y autonómicas.

Esto permite al Gobierno presumir de una baja siniestralidad en “sus” carreteras. Pero lo cierto es que el 90% de la red la componen las carreteras nacionales, es decir, aquellas vías convencionales que asumen el 40% del tráfico y el 70% de los accidentes.

Es en esa red de vías convencionales y en las carreteras de zonas urbanos donde habría que hacer una un mayor esfuerzo inversor para reducir la siniestralidad.

La inclusión de bandas sonoras, señalización inteligente de cruces peligrosos, ampliación de la calzada en carreteras tipo 2+1, mejora de la iluminación, inclusión de Sistemas de Protección para Motoristas en los guardarraíles, son tan necesarias como las inversiones en sistemas de vigilancia y control (radares, drones, helicópteros y aviones) que propone la DGT.

Para conseguir un estado óptimo de las carreteras habría que invertir un 2% al año del patrimonio total valorado en 70.000 M€. Esto arroja una cifra de 1.400 millones de euros al año dedicados a conservación de las carreteras.

De momento sabemos que el PIC se basará en un nuevo modelo de inversión público-privado para el desarrollo de nuevas carreteras, pero no se ha especificado los recursos económicos o el esquema de financiación para la conservación de la red ya existente.

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