El ingeniero Guido Koch pensó que podría ser una gran idea y ha dedicado 10 años a desarrollar un prototipo válido tomando como base una KTM 990.

El resultado es que los 100 CV de su motor se trasladan a ambos ejes con gran eficacia. La tracción a la rueda delantera solo se trasmite cuando la rueda trasera patina más de un 5% del tiempo. También puede desconectarse en caso de que el piloto lo requiera utilizando un interruptor en el manillar.

Por el camino se ha modificado prácticamente todo. De la original solo queda el basculante, la rueda trasera y el motor. El sistema de frenos también es el original, pero la horquilla telescópica delantera ha cambiado a favor de un basculante monobrazo y un ingenioso sistema de dirección. Su presencia ha obligado a la reubicación del radiador justo debajo del faro y en frente del manillar, lo que redirige el aire caliente sobre las manos y el cuerpo del usuario.

Para trasmitir la potencia a la rueda delantera se recurre a una correa y un sistema de poleas. Desde el piñón delantero pasa a una cadena y de esta a la estrella sobre el eje frontal.

El sistema ha sido presentado en el IMOT Show de Munich a principios de año. Aunque quizá llega un poco tarde, teniendo en cuenta que los motores eléctricos permiten la tracción a las dos ruedas con una tecnología mucho más sencilla y fiable.

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