Para empezar, el tamaño es más reducido, aunque la clasificación en función del nivel de contaminación se mantiene en cuatro niveles:

·Cero: para los vehículos eléctricos o de hidrógeno que no emiten gases contaminantes. O para los híbridos con más de 40 km de autonomía.

·ECO: en aquellos vehículos con tecnologías que premian la reducción de consumo y de gases contaminantes, como los motores híbridos o híbridos enchufables con autonomía inferior a los 40 km.

·C: para motocicletas que cumplen con las últimas normativas anticontaminación de la Unión Europea, la Euro 3 y Euro 4.

·B: para las que cumplen con la Euro 2.

·Sin distintivo ambiental queda el restante 45% del parque de vehículos más contaminantes, es decir, todas aquellas motocicletas y ciclomotores con Euro 1 o sin restricción de las emisiones contaminantes.

A diferencia de los automovilistas los usuarios de la moto podrán elegir de manera voluntaria si desean adquirir el adhesivo, que deberán comprar en una oficina de correos. Para saber que etiqueta tiene tu vehículo solo tienes que consultarlo en la web habilitada a tal efecto de la DGT.

Pero la mayor diferencia es que una motocicleta con etiqueta C no es equiparable a un automóvil con la misma clasificación, de igual modo que una lavadora con etiqueta A no es equiparable con un frigorífico A, la normativa y exigencias son diferentes. Pero también, porque una moto necesita la mitad de tiempo en realizar el mismo trayecto urbano que un coche.

Lo más importante es que las etiquetas invitarán a una nueva fiscalidad ligada a criterios medioambientales y a medidas de restricción e incentivo por parte de los ayuntamientos. Esto conducirá a que la actual reducción del 90% de gases contaminantes que ha lleva a cabo la industria en los últimos años siga avanzando a buen ritmo en un futuro.

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