Desde la Asociación creen en la necesidad de reestructurar la fiscalidad de las motos a pesar de ser conscientes de la dificultad de abordar tal medida. Debido principalmente a que los fondos recaudados repercuten en diferentes Administraciones, por lo que debe tenerse en cuenta el monto total de la recaudación a la hora de abordar medidas de cambio.
Con todo, las etiquetas medioambientales que ha lanzado recientemente la DGT para los vehículos de dos ruedas a motor pueden suponer una manera eficaz de articular la nueva fiscalidad.
Una fiscalidad que debería reducirse a la hora de la adquisición. El impuesto de matriculación lastra las ventas de nuevos vehículos, por lo que su peso debería recaer en un nuevo impuesto de circulación basado en la contaminación.
“Cuanto más contaminante sea el vehículo más debería acusar esa fiscalidad. No pensemos que hablamos de gravar de una forma enorme a estos vehículos, porque cuando se distribuye todo sobre el parque de vehículos el impacto es muy pequeño", apunta Riaño.
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