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14 de Mayo de 2018
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Pruebas de homologación, cualificación y conformidad de cascos

No fue hasta que el inglés Lawrence de Arabia falleciera en 1935 cuando sufrió un accidente mientras conducía su Brough Superior SS100, y el neurocirujano militar Hugh Cairns decidiera estudiar los accidentes mortales en motocicleta, que el uso del casco comenzó a verse como una elemento de seguridad imprescindible.

En la actualidad las pruebas de homologación establecen la capacidad de absorción y de disipación de energía del impacto tras un golpe. Según la normativa de la Unión Europea se han creado tres pruebas básicas que debe pasar todo casco que aspire a obtener la pertinente homologación, cualificación y conformidad para su comercialización.

Las pruebas de homologación son destructivas. Se realizan sobre prototipos y se prueba la capacidad de absorción de impactos. En concreto se golpea el casco con yunques (uno plano y otro en forma de cuña) en diferentes zonas del casco a diferentes temperaturas. En la zona de la mentonera se golpea a 5,5 metros por segundo (19,8 km/h), el resto de zonas se golpean a 7,5 metros por segundo (27 km/h).

En relación al deslizamiento se prueba la resistencia a la fricción. Un yunque abrasivo simula el efecto del asfalto sobre la superficie del casco cuando este soporta una carga de 50 kg. También se valora la acción de piedras en su superficie.

La correa del casco sufre sus propias pruebas de homologación. En este caso se busca ensayar la retención de la misma que en ningún caso debe superar una elongación superior a los 35 mm, con el fin de que el caso no llegue a separarse de la cabeza.

La prueba de descalce analiza si el casco puede “resbalar” sobre nuestra cabeza en caso de impacto dejando alguna zona parcial o totalmente desprotegida. La rotación máxima que se admite es del 30%. Esta es precisamente una de las causas por la que los cascos caducan pasados unos años. Las almohadillas internas suelen desgastarse y perder su funcionalidad con el paso del tiempo lo que lleva a cierta holgura y a que el descalce supere el citado 30%.

Otras pruebas de homologación de índole no destructiva miden por ejemplo se prueba el nivel de empañamiento de la pantalla del casco. Unas pruebas que se realizan en una cámara a 50 grados centígrados con saturación de humedad. La pantalla es iluminada con un láser, y se comprueba la trasmisión de luz a su través. Si se reduce por debajo del 80% se da por finalizado el test. La normativa europea exige que el tiempo transcurrido para alcanzar dicho nivel debe ser como mínimo de 20 segundos.

Rayado y golpes mediante el enfriamiento del casco a temperaturas por debajo de los 20 grados bajo cero. En estas condiciones debe demostrar su resistencia a perforación y formación de grietas en la pantalla, o se aplica sobre ella pesos de 4 kg de arena a presión y se mide la difusión de la luz que no debe superar los 5,0 cd/m2Lx.

Junto con las pruebas de homologación los cascos comercializados en la UE deben pasar también otros dos tipos de pruebas de cualificación y conformidad. En ellas se valoran desde la ergonomía del casco, a la sonoridad en su interior, pasando por pruebas aerodinámicas o de facilidad de utilización.

Las de cualificación se realizan en cascos de fabricación en serie, con el fin de verificar que todos los de la serie mantienen las mismas cualidades al casco homologado inicialmente.

Las de conformidad buscan comprobar la calidad del casco sujeto a homologación. De poco sirve un casco que supere los test de homologación si después se estropea o pierde funcionalidad en poco tiempo por la escasa calidad de sus componentes.

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