Un coche con la etiqueta C no puede equipararse a una motocicleta con la misma etiqueta, del mismo modo que no se puede comparar las etiquetas de consumo energético de un frigorífico y una lavadora.

Riaño añade que “si quitásemos de las calles el 10% de los grandes vehículos que circulan por la ciudad y se sustituyesen por motocicletas, la reducción de partículas de NO2 sería del 44%". Y ello se debe a que las motos necesitan un 50% menos de tiempo en los recorridos.

A pesar de todo, ANESDOR hace una valoración muy positiva de las nuevas etiquetas ECO para las motos. Al igual que sucediera con el etiquetado de los coches, la de las motos servirá para tomar medidas encaminadas a convertir la moto en un medio más eficiente.

La antigüedad media del parque actual es de 15,6 años, y eso tiene que cambiar con las adecuadas políticas impositivas. Las etiquetas medioambientales pueden ayudar a su implementación.

En la actualidad hay cuatro impuestos que gravan la compra de motocicletas, una fiscalidad que carga las imposiciones sobre los vehículos nuevos y la descarga de los antiguos. Lo que se propone en la necesidad de modificar dichos impuestos, pasándolos al impuesto de circulación mediante criterios medioambientales.

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