En España existen 1.644.000 mujeres con carnet de moto, si sumamos las que pueden conducir scooters de hasta 125 cc con el carnet B+3 años de experiencia, la cantidad asciende hasta los 11 millones.

Las marcas han comenzado a darse cuenta del potencial comercial de la nueva generación de mujeres moteras y ya ofrecen motos más bajas, ropa específica o cascos que se ajustan más al gusto femenino.

La mujer motera española ya no es pionera, eso hay que dejarlo para Sally Halterman, una estadounidense que obtuvo el carné de moto con una Harley-Davidson de 1937. Y eso que Sally media un escaso metro y medio de altura y pesaba 40 kilos.

La proeza de Sally le costó tres intentos, diez años y la presencia de un abogado para que el examinador no se negara a realizarle la prueba del práctico. En aquella época el examinador tenía que subirse en la misma moto que el aspirante, lo que no le generaba confianza.

Hoy en día ser `motera´ es sinónimo de mujer liberada y dueña de su propio destino. Según una encuesta de Harley-Davidson realizada por el Instituto de Opinión Kelton, el 75% de las mujeres moteras consideran que ha mejorado su calidad de vida y el 37% se sienten siempre felices.

Las moteras de ahora lo tienen más fácil pero no tanto como los hombres. El número de modelos al que pueden acceder es menor, y la ropa técnica tampoco cuenta con el mismo surtido si tenemos en cuenta determinadas especialidades motociclistas.

En el mundo del deporte del motor se aprecia con mayor intensidad. Tan solo un puñado de nombres femeninos se cuelan en las listas de ganadores. Una de las que más suenan en los últimos días es Ana Carrasco (murciana de 21 años), que tras vencer en Imola, ha explicado lo que significa ser la primera mujer líder del Mundial de Motociclismo “la gente nunca ha confiado en que una chica pueda ganar”.

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