El 33% de las personas con carné sienten miedo a conducir, algo que tienen una especial incidencia entre las mujeres: 87,5% frente al 12,5% de los varones.
La Amaxofobia se desencadena por problemas de estrés o ansiedad, muchas veces es fruto de inseguridad o falta de confianza en las propias habilidades a la hora de afrontar los retos e imprevistos de la conducción diaria.
Los conductores ocasionales o que han tenido una formación deficiente, son más propensos a padecer el síndrome. Aunque también se manifiesta en aquellos que han vivido un accidente de forma más o menos cercana. Los traumas derivados de la pérdida de un familiar, un amigo, o la propia vivencia de un accidente, pueden llevar a la parálisis y el incremento de la ansiedad a los mandos del propio vehículo.
La Amaxofobia no se manifiesta por igual en todas las personas, por lo que la terapia se tiene que adaptar a cada caso. El tratamiento pasa por la intervención conjunta de un instructor de formación vial y de un psicólogo que reconoce y ataca los miedos de cada conductor. El proceso de eliminar el miedo a conducir no es ni fácil ni rápido, pero se puede conseguir con implicación por parte del paciente y ayuda profesional.
La Fundación CEA ayuda a superar el miedo a conducir a víctimas de accidente de tráfico.
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