El chofer de Cabify de 59 años narra a la prensa cómo fue su experiencia tras el disparo. Y explica como existen pocas empresas que brinden una oportunidad con esa edad, y ahora tiene que recibir disparos de calibre 22 en su automóvil para llevar un sueldo de 1.256 euros a su familia.
Si hubiera habido alguien en el asiento trasero habría resultado mal herido en la pierna, y todo por la irracionalidad de unas protestas que van in crescendo. Pese a la ansiedad, y que el conductor es hipertenso y diabético, el miedo no impedirá que siga ejerciendo su trabajo, durante lo que los taxistas anunciaban como una huelga pacífica contra los conductores y usuarios de alquiler de vehículos con conductor (VTC).
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