Vuelven las deportivas de cilindrada media tras una época en la que parecían condenadas a la extinción por cuestiones técnicas y medioambientales.

El regreso de Kawasaki no es mediante un modelo completamente nuevo, sino que una evolución importante del modelo anterior. En cualquier caso, será competencia comercial para la YZF-R6 en 2019, y esperamos verlas competir también dentro y fuera de los circuitos.

Estéticamente adopta el frontal de la ZX-10R o de la Ninja 400, al igual que los esquemas de color generales. El piloto trasero se acoge ahora a una iluminación LED más moderna y visible.

El motor no cambia significativamente, su incremento de cilindrada de 36 cc la deja en 636 cc, pero mantiene la configuración general de cuatro cilindros en línea. Un motor adaptado a la normativa Euro 4 de la manera más sencilla posible, con nuevo silenciador y caja de cambios con marchas más cortas con Quick Shift (solo ascendente).

El resultado son 130 CV de potencia y 7,2 kg/m de par motor. Con 1400 mm de distancia entre ejes, la parte ciclo esta bien resuelta y cuenta con horquilla invertida Showa Balance Free y amortiguador BFRC también de Showa.

El apartado electrónico es de amplio espectro con ABS KIBS (asistencia a la frenada), control de tracción de tres niveles y posibilidad de desconexión, y dos modos de potencia. El embrague de deslizamiento limitado limita el freno motor.

Fuente: Kawasaki