Entre los argumentos se citan dos muy importantes: a mayor velocidad mayor riesgo de fallecimiento en un mismo tipo de accidente, y… a mayor diferencia de velocidad entre tipos de vehículos (coches, motos, autocares y camiones) mayor tasa de accidentes.
La DGT explica que reducir la diferencia de velocidad entre vehículos de transporte de viajeros y mercancías respecto de los turismos supone una reducción de accidentes. Así los países de la Unión Europea con menores tasas de fallecidos por millón de habitantes en accidente de tráfico tienen un diferencial de límite de velocidad entre vehículos ligeros y pesados, en carreteras convencionales, que oscila entre 0 y 10 km/h.
Uno de los puntos clave para la reducción de los accidentes en una vía es que todos los vehículos circulen a la misma velocidad, disminuyendo los adelantamientos y el riesgo de colisión por alcance. El ejemplo más palmario lo tenemos en la vecina Noruega donde todos los vehículos circulan exactamente a la misma velocidad, que además coincide con la velocidad límite de la carretera. Si en una carretera hay un límite de 100 km/h, todos los coches circulan a 100 km/h guardando escrupulosamente la distancia de seguridad.
El problema de las carreteas convencionales es que hay numerosos accesos, intersecciones, uso por parte de vehículos no autorizados, presencia de peatones, animales y un largo etc, que obliga a continuos cambios de velocidad.
El segundo argumento de peso que arguye Tráfico para el cambio del reglamento General de Circulación es que las cifras de fallecidos están directamente relacionadas con la velocidad. No genera las mismas lesiones un atropello a 40 km/h que a 90 o a 100 Km/h.
Finalmente hay un tercer argumento que se expone en la campaña para alertar del cambio del límite de velocidad: con el lema "14 metros de nada son una gran diferencia", se explica en el vídeo como a esa velocidad se necesitan 70 metros para detener el vehículo, mientras que a 100 km/h se requieren 84.
Con los argumentos sobre la mesa y las estadísticas de otros países, se observa que el principal problema de España no es tanto el límite de velocidad de la carretera sino que nuestros conductores ni se creen ni respetan los límites de velocidad. Hay furgonetas que circulan a más de 140 km/h para realizar la entrega a su hora, que compiten en la vía con automovilistas que parecen no tiener ninguna urgencia por llegar a su destino y circulan a 70 km/h o menos. Y esto señores míos es causa de accidentes.
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