El tramo tendrá un coste de 126,5 millones de euros y discurre entre las provincias de Murcia y Albacete. El recurso al hormigón está mucho más extendido en las carreteras de los Estados Unidos que en las europeas o españolas.

El hormigón resulta más caro y es mucho más incómodo para el usuario, algo que se percibe especialmente a nivel de suspensiones y sonoridad de la vía. Su mayor claridad ofrece una visibilidad incrementada en la conducción nocturna, y en la diurna afecta menos al microclima de las ciudades evitando el efecto “isla de calor”.

En contrapartida, ofrece una resistencia sobresaliente al deterioro y puede aguantar años de servicio con un bajo presupuesto en manteniendo. Entre los usuarios más perjudicados están los motoristas que perciben un rendimiento notablemente inferior, la menor resistencia a la rodadura permite ahorrar combustible (especialmente en el transporte pesado), pero va en detrimento de la adherencia y de la seguridad dinámica de las motos.

Existen grandes proyectos viarios en los EE UU que se construyeron poco después de la II Guerra Mundial, que a día de hoy siguen funcionando a pleno rendimiento sin un deterioro apreciable del pavimento. Hablamos de proyectos que superan los 45 años de vida media de este tipo de vías, algunos incluso han llegado a 70 años. En las carreteas de asfalto su vida media es de tan solo 15 años.

En España se estima que el uso de hormigón permitiría ahorrar una media de 40 millones de euros al año en conservación y mantenimiento. Por ello desde el sector cementero se reclama más uso del hormigón, solo así serán suficientes los hasta ahora escasos 1.000 millones de euros que se dedican a labores de conservación de las carreteras.