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Las motos se comen las aceras de Madrid
  3 de Febrero de 2011
  Las motos se comen las aceras de Madrid

Madrid solo tiene aparcamiento para un 2,3% de las 183.641 motocicletas

Los madrileños conducen 183.641 motocicletas y ciclomotores pero solo tienen 4.300 plazas para aparcarlas. La falta de zonas reservadas y el creciente número de vehículos de dos ruedas ha convertido las aceras y nuevas zonas peatonales de las que se enorgullece el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, en los únicos aparcamientos.

El gobierno municipal dice ser partidario de fomentar el uso de motocicletas en la ciudad, pero no ha cumplido con su compromiso de reservar 9.000 plazas más para descongestionar de vehículos las zonas peatonales. "No hay recursos", justifica una portavoz.

Mientras tanto, Barcelona, que se ha posicionado como la ciudad europea con mayor número de motocicletas por habitante, según la DGT, ya tiene aparcamiento para más del 20% de los 290.000 motos y ciclomotores que circulan por la ciudad.

Cuando la calle de Serrano se inauguró tras 20 meses de obra, a los comerciantes no les pasó desapercibido que las motos no habían tardado en tomar sus nuevas calles. "Hemos sacrificado que nuestros clientes puedan aparcar frente a nuestro negocio para que, a cambio, se nos llene la puerta de motocicletas", se quejaba el enfadado propietario de una sastrería en la acera impar, la más estrecha.

En el nuevo escaparate de Madrid sí se han reservado algunas plazas nuevas (el Ayuntamiento no concreta el número) y también se ha prohibido aparcar en varios tramos, pero los moteros, que por ordenanza deben olvidarse de la acera siempre que a 100 metros tengan una zona reservada para ellos, siguen manteniendo el pulso al peatón. Mientras, parte del espacio destinado a su aparcamiento permanece vacío.

Los ciclomotores no solo se agolpan en zonas comerciales y de oficinas como la calle de Fuencarral, Gran Vía, la plaza de Santo Domingo, Colón, los alrededores de la Puerta de Alcalá, Génova o Alonso Martínez por poner algunos ejemplos.

También invaden espacios protegidos y dedicados exclusivamente al peatón como el rehabilitado Paseo de Recoletos, declarado Bien de Interés Cultural, donde los moteros estacionan sin respetar ninguna alineación. Tampoco nadie se lo exige. Lo mismo hay una Harley Davidson detrás de un banco que una motillo escacharrada enganchada a una farola de diseño.

"A nosotros no nos gusta aparcar en las aceras, pero necesitamos espacios fuera de la calzada donde los coches no puedan tirar nuestras motos", explica el presidente de la Asociación Mutua Motera, Juan Manuel Reyes.

"Con todo el plan que tiene Madrid para promocionar el uso de la moto hay varias cosas que no se están cumpliendo como la revisión de los guardarraíles (el gobierno municipal también ha cejado en su compromiso de estudiar los 82 kilómetros de protectores de la ciudad) y la ampliación de aparcamientos. Reconocemos su esfuerzo, pero los aparcamientos no pueden pararse", apunta el presidente de una asociación que, una vez al mes, celebra con el Ayuntamiento una mesa de trabajo para resolver la movilidad sobre dos ruedas.

Los peatones, sin dudarlo, ponen el grito en el cielo y apuntan a la "ausencia de una verdadera política de movilidad" para el viandante. "La peatonalización está muy bien, pero no hay una estrategia que facilite nuestra circulación. Las aceras son para los peatones y todos los ciudadanos somos peatones", critica el presidente de la Asociación A Pie, Marcos Montes. "Eso de que no hay medios es una chorrada porque solo tienen que reservarles el espacio. Si hay algo barato es hacer aparcamientos para motos", continua Montes.


Los peatones llevaron al Ayuntamiento a los tribunales

La asociación A Pie lleva más de diez años luchando para que se anule el artículo de la ordenanza municipal que, como en Barcelona, permite el aparcamiento en las aceras. "Cuando lo aprobaron significaba abrir la puerta a una cultura de que las aceras son de todos y no de los peatones", recuerda Montes. El pulso entre una asociación de peatones y un gobierno en el que el alcalde, el vicealcalde, Manuel Cobo, y el propio concejal de Movilidad, Pedro Calvo, son moteros confesos llegó hace cinco años hasta el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Tras varios recursos, un juez dio la razón a los viandantes y tumbó la norma porque contravenía una ley estatal de seguridad vial. Pero para acatar la sentencia, la concejalía de Seguridad y Movilidad derogó la ordenanza de 1998 cuyos artículos tumbó el juez y formuló una nueva que seguía permitiendo a los vehículos de dos ruedas traspasar los bordillos.

Así la orden del juez perdió su valor porque anulaba una norma que ya no existía y el Ayuntamiento pudo mantener su política. "Podríamos haber vuelto a recurrir la ordenanza , pero cambió la ley estatal de Seguridad Vial y dejaba la decisión de permitir el aparcamiento a las motos a los Ayuntamientos".


El Ayuntamiento reconoce que no ha cumplido

En la Concejalía de Movilidad se asume sin reticencias el incumplimiento. "Esperamos sacar las motos de las aceras en el futuro. Somos conscientes de que la convivencia entre vehículos y peatones a veces es difícil y que las motos hacen un uso excesivo de las aceras, pero sin aparcamientos es imposible cambiarlo y con la crisis económica nos ha sido imposible reservar las 9.000 plazas", justifica una portavoz que apunta otras medidas que sí se han tomado para facilitar el tránsito de las motocicletas (permitirles ocupar el carril bus o añadirles líneas de detención ante los semáforos).

La oposición, además del incumplimiento, critica la falta de información tras la aprobación de la reciente ordenanza de movilidad que regula el aparcamiento de las motocicletas. "Hay una ausencia de información absoluta. El motorista no sabe cómo tiene que aparcar ni lo que está prohibido porque no se ha llevado a cabo ni una sola campaña de información. Y como tampoco hay policías que lo controlen las calles están abarrotadas de motos", critica el concejal de IU, Ángel Lara.

"Desde que el gobierno de Ruiz-Gallardón llegó a la ciudad ha incumplido constantemente sus compromisos para fomentar medios de transporte alternativos. No es una cuestión económica sino de voluntad política y ellos, que son moteros, deberían saberlo", opina el concejal socialista Óscar Iglesias.


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