La DGT ratifica así una medida largamente anunciada pero que parecía no llegar a materializarse. El director general, Gregorio Serrano, lo ha confirmado a través de su propia cuenta de Twitter.
Se trata de un conjunto de radares laser portátiles que controlarán los excesos de velocidad desde las motos de la Guardia Civil. La adquisición de las 60 unidades ha costado 860.000 euros, a razón de 14.000 euros por unidad.
Aunque el proyecto sigue en su fase administrativa, por lo que no se espera el despliegue efectivo de los radares hasta dentro de unos meses.
Los nuevos radares irán montados sobre un pequeño trípode de 50 cm de altura, lo que dificultará su visualización en los márgenes de la carretera. Son capaces de captar velocidades de hasta 250 km/hora a 50 metros de distancia y con temperaturas ambientales entre cero y cincuenta grados.
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