Fue en diciembre de 2007 cuando se aprobó la reforma del Código Penal, que supuso un importante freno en las muertes por accidente de tráfico. En el camino han quedado las 661.000 condenas a conductores.
Hasta entonces, la mayor parte de las infracciones se consideraban de índole administrativa. Pero con el cambio la velocidad excesiva, la conducción bajo los efectos del alcohol, comenzó a ser perseguido por la vía penal.
La mayoría de condenas siguen saldándose con el pago de algún tipo de multa que puede llegar a superar los 1.000 euros y la detracción de puntos del permiso de conducción. Aunque en algunos casos se llega a retirar el carné de conducir y el conductor debe pasar una temporada entre rejas.
Aunque dicha visión exitosa de la reforma del Código Penal queda en entredicho cuando se mira desde Automovilistas Europeos Asociados (AEA), donde su presidente Mario Arnaldo, descarta que haya supuesto una evolución favorable en la batalla de la seguridad vial. “No creen en el carácter reeducador o preventivo del Código Penal”, la prueba está en la tasa delictiva que sigue siendo muy elevada.
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