El envejecimiento de la población ha llevado a que haya más de 2 millones conductores mayores de 70 años, según cifras de la Dirección General de Tráfico (DGT) en los anuarios estadísticos de 2016, un 55% más que en 2005.

Desde Tráfico señalan que son personas muy responsables, que suelen circular de día y evitan instintivamente zonas conflictivas. Los ancianos son más prudentes que los conductores jóvenes, pero sus reflejos y capacidades motoras no son las mismas en caso de imprevistos en la carretera. Esto les lleva a conducir a velocidades más bajas de lo normal, en ocasiones peligrosamente bajas, y a realizar cambios bruscos que sorprenden al resto de usuarios de la vía.

Las dificultades de visión, auditivas, cognitivas y de otra índole, llevan a no respetar fielmente las señales, o a realizar maniobras incorrectas, especialmente en los aparcamientos.

Desde Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, señala que no es la edad la que condiciona los accidentes, y que a los novatos se le podría otorgar un permiso en pruebas tutelado por una persona “mayor” o con más experiencia. Este es un modelo que ya funciona con cierto éxito en Francia.

La enseñanza a los alumnos de las autoescuelas no deberían encaminarse tanto a superar una serie de exámenes, como a adquirir las habilidades necesarias para circular solos por carretera. Por ello no debe tenerse en cuenta la edad, sino la posibilidad de que el alumno llegue a estar preparado. Mientras una persona tenga las aptitudes adecuadas no se le debería negar la opción de obtener el carné, indica Luis Montoro, presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL).

Juan Carlos Muñoz, presidente de la Asociación Valenciana de Autoescuelas (AVAE), explicó que deben endurecerse los test psicofísicos y tomar en consideración los medicamentos que se consumen a ciertas edades. Medicamentos que fácilmente modifican las aptitudes del conductor.

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