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El Servicio Catalán de Tráfico apostará por los radares de tramoImprimir
4 de Abril de 2013
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El Servicio Catalán de Tráfico apostará por los radares de tramo

El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) apostará de manera decidida por extender el sistema de control de la velocidad por tramos para sustituir de forma progresiva los cinemómetros fijos, ante el potencial riesgo que suponen por los frenazos que provocan en algunos conductores.

El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) apostará por extender el sistema de control de la velocidad por tramos para sustituir de manera progresiva los radares fijos, ante el potencial riesgo que suponen por los frenazos que dan algunos conductores.

Así lo ha desvelado el director del SCT, Joan Josep Isern, que ha señalado que ya han iniciado los trámites para adjudicar, a partir de finales de año o inicios de 2014, los nuevos puntos viarios donde se aplicará el sistema de control de la velocidad por tramos, que Cataluña estrenó de forma pionera en España en el Túnel de Vielha en 2009.

Según Isern, los cerca de 220 radares fijos que están instalados en las carreteras catalanas tienen como prioridad «disuadir» el exceso de velocidad, pero sin una finalidad «persecutoria» hacia el conductor. El responsable de Tráfico ha admitido, no obstante, que hay algunos radares que generan situaciones de «peligrosidad», pues al ser detectados por los sistemas de GPS llevan a muchos conductores a frenar de golpe, con el riesgo de que lo embista el vehículo que circula detrás.

Este tipo de radares cuenta con un pórtico de entrada y otro de salida en el tramo elegido, lo que permite grabar la matrícula de cada vehículo y calcular el tiempo que tarda en recorrer el trayecto. Si el vehículo ha ido más deprisa de lo permitido, y por tanto el tiempo empleado es inferior al que se ha establecido teniendo como referencia la máxima velocidad, el vehículo es multado.

De hecho, los anteriores gestores del SCT, con Joan Aregio al frente, llegaron a elaborar una relación con 15 tramos de carretera que, por sus estadísticas de siniestralidad y características técnicas, podían ser óptimos para aplicar este sistema fuera de los túneles.

Una de las posibilidades que el antiguo equipo de Interior dio por hecha, aunque ahora está pendiente de confirmación definitiva, según Isern, era que los primeros tramos en los que se tenía que extender este sistema debían ser la N-340, entre Sant Carles de la Ràpita y Amposta, en Tarragona; y en la C-56, entre Cassà de la Selva y Llagostera, en Girona.

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