El mercado japonés también abre sus puertas a las motos europeas mediante la equiparación de estándares a nivel internacional en cuanto a normas de seguridad y contaminación. Esto supone equiparar las normas sobre el ABS y otros elementos de seguridad, junto con las que hacen referencia al medio ambiente.

Simplificar la reglamentación técnica que deben cumplir los motores fabricados en la UE y Japón, tendrá una reducción de costes para los fabricantes que ya no deberán diseñar pensando en cumplir con la normativa de todos los mercados.

Las motos europeas exportadas a Japón tenían que pasar por una doble homologación, en Europa y en Japón, donde debían ser certificadas nuevamente. También se establece un mecanismo acelerado de resolución de disputas, mediante un Grupo de Trabajo bajo la supervisión del Comité del Comercio de Mercancías.

El acuerdo comercial UE-Japón escapa del ámbito de las motocicletas y permitirá crear la zona de libre comercio más grande del mundo con 600 millones de consumidores y un tercio del PIB mundial. En muchos productos los aranceles se reducirán a cero durante varios años, lo que favorecerá las exportaciones agrícolas hacia Japón y las importaciones de automóviles desde el país del Sol naciente.

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