Por cada nueva matriculación hay 2,3 motos usadas que cambian de manos, y eso a pesar de la notable recuperación del mercado en 2018. En los últimos cinco años la demanda de motos ha vuelto a crecer, aunque aún lejos de los mejores años, el crecimiento del 22,9% hace presagiar la llegada de mejores tiempos en un futuro próximo.
Entre los motivos para un parque tan antiguo hay que citar la precariedad económica de las familias, y un sistema excesivamente complicado de obtención del carné A.
Aunque en los últimos 20 meses se ha constatado un mayor número de permisos A que del A2 (válido para la conducción de motocicletas de hasta 34 kW de potencia).
Finalmente, parte de las escasas ventas de nuevos vehículos hay que achacarlas a los ciclomotores. Unos vehículos que no solo se han topado con la normativa Euro 4, sino que ven incrementada la competencia con lo que se denomina micromovilidad (patinetes y bicicletas eléctricas), no sujetos a una regulación tan estricta y de precio más económico. En no tener una regulación sobre edad de acceso, permiso de conducción, seguro, casco o normativa antipolución, tiene un atractivo que deja a los ciclomotores en segundo plano.
Fuente